Descripción
Todas las mujeres de Por fin (puros cuentos de ellas) son, ante todo, un producto divino. Así, con tales consecuencias, ellas caminan el mundo con sus pasiones, sus dolores, sus olvidos. Nada las detiene. Resurgen en Luna llena o en una Noche de muertos. Se confunden en el tiempo, se envuelven en el Saudade para entregarse a la mar. Se adentran a la vida confiadas, amorosas, alegres… y las llaman Mentirosas; nadie les cree cuando anuncian su suplicio, cuando son vejadas, prostituídas, violadas. Mas no se detienen y entran en un Sueño recurrente para encontrar al amor de juventud; vuelven a su mundo infantil, jugando, cantando Rondas rondando. Esconden el deterioro, la demencia que provoca el sentirse Olvidadas, como esa vieja actriz que Desde el palco observa la prostitución en El horizonte de Mariana. Mujeres de bosque, de selva, de nieve, de partículas, de constelaciones… todas Liberadas.
Mujeres inmemoriales, mujeres de hoy. Mujeres bonitas, ¿convertidas en cenicientas modernas?, tocadas por el gusto de sentirse exquisitas y sin culpa por calzar unos Louboutin. Ecos de valientes juchitecas que alzan la voz por sus hermanas chamulas, por las que se marchitan entre malvones, por las que rompen tabúes, por las que se esconden tras los portones. Mujeres de hogar, de calle, de café, de viajes, de familia, de amantes…; mujeres vivas. Nadie falta, Por fin todas están. Todas palpitan y se plantan en la pluma de Lorena. La autora sabe y les dice que por fin, pese a todo, a todos, ahora se saben amar. No hay equipaje. No hay nada atrás.
María Julia Hidalgo López
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