Entrevista a Ingrid Solana

Entrevista a Ingrid Solana

Por Perla Santos

En EscritorasMx tuvimos la oportunidad de entrevistar a la escritora Ingrid Solana. Ella es originaria de Oaxaca, México, escritora y doctora en Letras por la UNAM. Publicó el libro de ensayos Notas inauditas por Difusión Cultural UNAM en 2019. Actualmente, es profesora de literatura española en la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del FONCA.

Ingrid Solana nos presenta su libro Memorias tullidas del paraíso y sus generosas respuestas nos ofrecen un interesante panorama de lo que esta lectura nos ofrece. Insertando algunas de las frases que encontramos dentro del libro, como un primer acercamiento a esta obra, les compartimos nuestra conversación. 

Deseo escribir un documento destartalado con piezas de archivo muerto (el archivo es muerte), es decir, un Libro de los pasajes: miles de voces reunidas en un mismo espacio: mi cabeza. Deseo convertirme en una pepenadora de voces para recobrar mi tiempo perdido que es también el tiempo de la colectividad.

¿Qué es lo que los lectores encontrarán en Memorias tullidas del paraíso? (¿Cómo defines este libro?)

I.S. Memorias tullidas del paraíso es un texto fragmentario —como lo es la memoria misma— que relata la vida de Artemisa, la protagonista y narradora, en el flujo de la discontinuidad de la escritura. Se trata de un texto que explora las distintas voces que coexisten en el personaje: una voz infantil, una adolescente y una madura. Las voces se entrelazan para mostrar el tejido íntimo de una existencia que se liga a lo colectivo y que se descubre en el exterior profundizando en sí misma. Artemisa nace en los años ochenta, así que su adolescencia transcurre en los años noventa, precisamente cuando, en México, ocurre el levantamiento zapatista, de ahí que el personaje decida elaborar su tesis de doctorado sobre el archivo fotográfico del movimiento zapatista, ello la incita a preguntarse cómo se vincula la verdad con la representación fotográfica, cuáles son los límites entre las orientaciones estéticas y las vertientes morales de la fotografía y cómo el arte constantemente juega con su propia potencia desmitificadora.

El lector encontrará múltiples voces en este libro, se enfrentará a lo discontinuo de su propia historia y a las paradojas que suscita cuestionarnos por la memoria. La historia no sólo la realizan los personajes heroicos o significativos en un ámbito socio-político, la historia de los pueblos es, en realidad, la de las personas comunes, ya que, aunque no aparezcan en los archivos oficiales o en la documentación autorizada, son quienes conforman el verdadero sentido de un tiempo determinado: dice más lo que permanece silencioso pero latente, una suerte de hendidura presentida en los hechos que conocemos todos. La historia de los pueblos es silenciosa, discontinua, se evade como un momento feliz o amargo al escribir. Al expresarse en el arte es posible la proximidad casi verdadera con lo otro.

Violar las reglas de un juego, del engranaje de la escritura y no consentir, no animar progresiones ni linealidades, sino sembrar desorden. Hacer caos en el lenguaje y suscitar interrupciones.

  • ¿Para qué público va dirigido este texto?

I.S. Me gustaría que cualquier lector que se acercara a este texto se quedara con alguna pregunta o inquietud sobre él o sobre alguno de los temas que aparecen, tal como me ha sucedido con los textos que me han marcado desde joven. He leído muchos textos que se han tardado en abrir, que he releído muchas veces y cuyo sentido ha tardado en aparecer, pero éstos me han transformado por completo, me han trastornado el pensamiento, me han permitido cuestionarme lo que soy. Ha sucedido con Kafka, con Camus. Ojalá alguien, aunque sea una sola lectora, vea cimbrado su mundo con algún pequeño detalle de este libro.

…Las palabras como a pasión de la verdad.

  • Este material literario está cargado de elementos diversos que, en conjunto, van hilando la historia de Artemisa. ¿Es una novela lo que se lee?

I.S. Para que exista una novela es necesario que exista tiempo y espacio en el texto, si no existen esas dos condiciones textuales, la narración no está presente. Memorias tullidas del paraíso, efectivamente, nos sitúa frente al tiempo y al espacio, pero se trata de tiempos y espacios convergentes en la vida de su personaje. Cuando Artemisa regresa a su infancia, por ejemplo, se sitúa en algún pueblo oaxaqueño; de igual forma durante su adolescencia se va a estudiar a Ciudad de México; el tiempo y es espacio varían dependiendo de la circunstancia narrada. En muchas novelas de formación, conocidas como bildungsroman, las vidas de los personajes pueden relatarse de muchas maneras; puede tratarse del relato de una vida casi completa y de forma cronológica como sucede en la prodigiosa novela de Pío Baroja, El árbol de la ciencia, o puede tratarse del relato de un periodo concreto en la vida de un joven como sucede en Bajo la rueda de Hermann Hesse o en el maravilloso Retrato de un artista adolescente de Joyce. En Memorias tullidas…, Artemisa viaja entre tiempos, no escribe secuencialmente, escribe su pedacería de recuerdos y reflexiones, mezclando partes más ensayísticas con lo narrativo. 

…estos retazos de texto están tejidos con intuiciones,

lecturas sesgadas, interpretaciones.

  • En el texto convergen preguntas y respuestas que confrontan a las y los lectores con la posición desde donde miran la vida (entre otras cosas), ¿esperabas ese alcance?

I.S. Sí, pero considero que eso sucede con la lectura en general, de ahí la maravilla de leer. “Confrontar” es una palabra genial, porque describe muy bien lo que sucede cuando leemos ‘de verdad’, volcándonos en el texto, abismándonos en su ser. La lectura nos coloca en jaque, nos incita a dudar e, incluso, nos despoja de nuestros valores. Leer es peligroso porque puede orillarnos a romper con nuestra moral, partir en pedazos nuestras convicciones; nos permite amar distinto, mirar diferente, soñar con otras posibilidades. Nos transforma por completo y nos permite ser otros: el arte otorga sentido a lo que no lo tiene, por eso es afirmación pura, incluso, aunque nos duela: “un libro es un hacha que rompe el mar helado que llevamos dentro.”

  • Temas como el arte, la fotografía, la escritura y la literatura, la maternidad y la sexualidad, por mencionar algunos, se ponen de manifiesto desde la conciencia de Artemisa. ¿Cómo fuiste dando forma a un personaje tan complejo?

I.S. Supongo que Artemisa me habitó desde hace mucho tiempo y de numerosas formas; pienso que los personajes son moscas infernales que traemos pegadas cual maldiciones quienes caímos en la desventura de escribir… (guiño). Lo que puedo expresar al respecto es que este texto tuvo muchas formas y versiones que desembocaron aquí. Puedo también enfatizar que particularmente me interesaron ciertos aspectos psicoanalíticos que cristalizaron en la vida de Artemisa, nacida en los años ochenta con su contexto personal y social a cuestas. Algunos de estos aspectos son la particular y compleja relación que tienen las mujeres en una familia, la brutal y casi incomprensible resistencia de ciertos seres humanos ante el abuso y el abandono y, particularmente, la compleja reacción tanto individual como colectiva ante el trauma, ¿cómo nos relacionamos con eso?, ¿cómo lo descubrimos y nombramos?, ¿cómo lidiamos con su latencia? Artemisa encarna estas preguntas, fue fundamental que esas reflexiones cristalizaran en una historia de vida.

El paraíso es un espacio en el que la verdad nos confronta.

  • La temporalidad que se juega a lo largo del libro remite a pensar en una especie de álbum fotográfico desde donde se evoca la memoria. ¿Esa es la memoria tullida?

I.S. Así es. Marcel Proust le llamó “tiempo perdido o recobrado”, yo le llamo “tullido” por la discontinuidad, sobre todo, porque Artemisa no ha llegado a la vejez y escribe unas memorias. Además de aludir a lo cojo, lo tullido tiene ciertas resonancias de lo “fallido”, en el sentido de que son una suerte de cuaderno lanzado al vacío. Artemisa percibe lo inútil de su intento, desea atrapar acontecimientos, pero apenas puede hacer coincidir lo que considera “trozos” de su vida. Tal vez los albumes de fotografías también estén tullidos; nunca relatan del todo la continuidad…

La vida es un tejido: correlaciones, pactos, saltos de tiempo. Es una

yuxtaposición de surcos de lenguaje. La vida no es cronológica: no es sucesiva; es una travesía de eternidades ​juntas, es decir, memoria. La memoria

no es progresiva ni retentiva, es un cuerpo tullido.

  • El libro responde poéticamente al título que lo nombra, pero ¿cómo fue que lo construiste/pensaste?

I.S. Pienso que el título encontró al texto de forma prácticamente natural. Yo, como “escritora”, debo confesar que siempre dudé de él, pero me parece que él buscó al texto y se le colocó —como una mosca necia—. En primer lugar, porque era muy evidente que Artemisa estaba tratando de recordar a través de la escritura, en segundo, porque hay algo de paraíso en el recuerdo, pues, aunque duelan, tanto la infancia como la juventud tienen resquicios que no son infierno. Y, finalmente, debo decir que aquello de “tullido” es una palabra que adereza al resto, pues ¿no tiene algo raro e incómodo, casi barroco, como esas palabras que nos dan risa?

Escribo, en este cuaderno, las memorias tullidas de paraísos pasados. En el paraíso también habitan los infiernos; son las equivocaciones,

los errores, las sombras.

  • ¿Encontramos aquí tu poética personal? (La de la autora, la de la escritora Ingrid Solana).

I.S. Así es. Hay partes en las que me regodeo en las palabras, actividad que me causa placer y que he repetido en otros textos que he escrito.

Agradecidas con la honestidad del texto, con el encuentro con la autora y con el gozo de una lectura introspectiva, les dejamos también una filosa pregunta insertada también en esta novela:

¿Escribir ordena el caos del delirio?

El libro ya se encuentra en librerías y puede solicitarse directamente en Dharma Books.

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