Círculos de lectura #FENALEM

Cada vez se acerca más la II Feria Nacional del Libro de Escritoras Mexicanas, la cual estará llena de actividades como los Círculos de lectura. Se trata de leer y comentar cinco libros, en cinco sesiones con nueve escritoras.

Los círculos son los siguientes:
Mäwyen.
Magdalena Pérez Selvas.
30 de agosto. 19 horas

Versas y diversas.
Odette Alonso y Paulina Rojas (Coordinadoras)
4 de septiembre. 18 horas.

Los secretos de las brujas de Salem.
Guadalupe Vera, Sara Jiménez, Gaby Trejo Rodea, Maru Diéguez.
8 de septiembre. 20 hrs.

Nubecita.
Nora Coss.
9 de septiembre
19 horas.

Seda Araña.
Antolina Ortiz.
18 de septiembre.
11 horas.

El costo es de 350 pesos por sesión. Incluye libro y envío por Correos de México. Si compras los cinco, te sale en 1500 pesos ya con el envío. ¿Ya tienes el libro? Puedes participar en el círculo pagando 50 pesos. Tu contribución ayuda a que la FENALEM siga adelante.

Los círculos tienen cupo limitado a diez personas

Se deposita en la cuenta Santander a nombre de Ana Cristina Liceaga Ruiz
cuenta no. 60558305241
clabe 014180605583052417
tarjeta de débito Santander no. 5579 0701 2383 6499

En cuanto hagas el pago, manda tu comprobante a escritorasmx@gmail.com y al siguiente día hábil te mandaremos los libros

Más Info en: escritorasmx@gmail.com

El vendedor de flores de Ángeles Nava

Por Ángeles Nava

La calle se llama Arenal, no es broma, pero Raquel y su hija ríen porque allí no se ve nada, solo el polvo de los carros que transitan a una velocidad mayor a la permitida en la ciudad. Sí, la carretera guarda un silencio, es casi un secreto, un atajo por donde no circula ningún tipo de transporte colectivo.

A fuerza de conducir todos los días por ese itinerario, han visto a un íngrimo vendedor de flores debajo de un techo de lámina.

―¿Por qué alguien vende flores allí? ―pregunta Alhelí a su madre― ¿No te parece muy raro?

―Sí, es muy curioso, la calle está casi desierta. Creo que no consiguió un buen marketero. ―Dice en tono de chiste y coge con fuerza el volante.

―Mamá, no te rías ―dice sin dejar de sonreír.

―¡No me estoy riendo de él! Tal vez quiere venderle a los que van de prisa por aquí. Pero es una pena, por la prisa no podemos comprarle.

―¿Tendrá ramilletes, mamá?, para ver si le compro.

―¡Ay, nena, tengo que preparar la comida todavía, acuérdate! Ahorita no puedo pensar en flores. Además, íbamos tan de prisa que ni siquiera pude voltear a ver qué vende.

En su paso habitual, vuelven a mirar con aflicción el esfuerzo malgastado del hombre solitario y se realizan las mismas preguntas. Esperan ya no hallarlo allí, pero él es obstinado y de nuevo lo encuentran.

Hoy, por casualidad, le observan un comprador. Rápido se les ilumina el rostro de auténtica felicidad, como si hubieran ganado un juego en equipo.

―¡Ehhh! ―gritan al unísono.

―¿Sabes?, hasta me dieron ganas de cantar ― dice Raquel y entona― En la plaza vacía, nada vendía el vendedor. Y aunque nadie compraba, no se apagaba nunca su voz. No se apagaba nunca su voz.

―¿De verdad existe una canción que habla de un vendedor?

―Sí. También a Diego Rivera le gustaba pintarlos. Busca en tu amigo Google.

Llegan exhaustas y con hambre a casa. La tarde se va en un santiamén. Salta el minutero del tiempo hacia el siguiente albor. Raquel se despierta con la cara apretujada por la luz matutina, los cabellos arqueados, la sensación de apenas pisar la alfombra de la realidad en indebidos descansos de consciencia. En sí, para ella, esta es la peor parte de la jornada a pesar de gozar en casa de un legítimo confort. Y, en su rutinaria burbuja matinal, se dirige hacia su propio mercado, tal como el vendedor de flores.

Ángeles Nava
Originaria de Tampico y licenciada en Administración. Ha publicado “Tierra líquida” y “Siluetas y contrastes” con la casa editora Voces de Barlovento. Ha colaborado en el blog literario Literapluvia y cuenta con una mención honorifica en la categoría de narrativa en el concurso de la Secretaría de Cultura Tampico (2020).

El regreso de Ulises

Por Anne Luengas

No, Ulises no se va por la guerra de las palabras capaces de hender grietas en el diamante, de los silencios tan venenosos como el arsénico, o de las muecas horadadoras. Estas armas se infiltraron en su pareja con los años, los hábitos y la confianza. No son la causa de su partida. No. Su motivo es la anatomía manceba y generosa —acrecentada por la altura de los tacones y de las bastillas— de una Circe local.

Agotados los noventa días reglamentarios de la pasión naciente, Ulises prepara su maleta bajo la mirada serena de Penélope. Ella no interroga: sospecha, pero se activa en el quehacer invisible: sacude, barre, guisa —platillos diminutos: intuye una comida solitaria; han sido ya tantas… Él, mientras, elige, dobla y coloca en un veliz las piezas del ajuar necesario. Satisfecho, se despide: No, no sabe cuándo pueda regresar.  Con una sonrisa de ganador en el rostro, lleva el equipaje a la cueva de Circe.             

Esta le abre la puerta, los brazos y la cama. Pronto goza de la magnanimidad y de los talentos de su amante. La ropa de marca, los conciertos en la ópera, los viajes exóticos estimulan su imaginación y —sobre todo— la envidia de las amigas.

Ulises, en su cortejo novedoso, se encarga del jardín, del mandado, de la cocina; pinta, compone los aparatos dañados y —de repente— lava los trastos o pasa la aspiradora. También rasura el escaso cabello gris susceptible de denunciar su edad y renueva su guardarropa. Le parece tener veinte años, disfruta la dinámica nocturna y el apetito erótico de su joven pareja. Cual perrito fiel merecedor de recompensa, la recoge a la salida del trabajo y, entre cumplidos y besos, entre chistes y abrazos, siembra preguntas donde a veces afloran semillas de inquietud: ¿Tiene fascinado a tal colega? Llega tarde, ¿se quedó a seducir al jefe?, ¿el director cayó bajo sus encantos?

Poco a poco, la embriaguez y el delirio inicial se disuelven en la miel apacible de una relación establecida.

Penélope, entre tanto, aprende los sabores exquisitos de la soledad, organiza sus espacios, construye una vida. La merma de su presupuesto apenas encoge el deleite de su libertad, reserva para su casa los minutos indispensables. Lee con avidez los premios literarios en boga. Escucha las emisiones culturales. Visita los museos y las muestras artísticas. Frecuenta amistades escogidas. Adquiere pinceles, telas, pinturas y vuelve a una vocación abandonada. Llena los cuartos con obras originales; vende algunas. Procura mantener la calma y el humor aun cuando las sorprendentes visitas del esposo retan su bienestar. Teje con alegría un futuro sin ataduras, sin rencores, lleno de paz y armonía.

Mas era olvidar a Cronos —¡Oh, Cronos! — se mantiene al acecho y después de dos lustros resuelve manifestarse; la rutina fisura el Edén de Circe y Ulises. Los celos aumentan, las palabras de amor se agrian; los párpados ocultan a veces ojeadas mortíferas. Escenas violentas alternan con momentos de arrepentimiento y de perdón.   

Circe calcula: resta sus primaveras de los inviernos del amante y encuentra cuantiosos veranos. Observa su calvicie, sus arrugas, la curva de su abdomen. Halla, en su propio reflejo, impertinentes hebras de plata, las líneas del tiempo… Anticipa las molestias de aguantar la vejez ajena, el desamparo de la propia. Considera los argumentos de Cronos, prepara las maletas de Ulises y le aconseja ir a envejecer hacia otros rumbos.

El galán, seguro de la lealtad de Penélope, regresa al domicilio conyugal. Lo reciben, pero una tregua no concluye la guerra, las armas conservan su filo. Mansión para Penélope, la vivienda se contrae al regresar Ulises acompañado por un guardarropa abundante y ahora inútil. El hombre define horarios y muestra exigencias; se impone como estorbo, incapaz, en su desgracia repentina, de aceptar los meandros del destino, agrede. Ella, perturbada en su quietud, reducida en sus espacios, ve como se deshilan sus esperanzas. También hiere. Son miserables.

Circe saborea su independencia y busca amores convenientes.


Anne (Souchaud de) Luengas
Nacida en Francia, mexicana por matrimonio, maestra y bibliotecaria por años y por gusto; hoy jubilada, compartiendo saberes, escribiendo y publicando (Pinceladas en el tiempo 2018, El destino de los animales 2019), textos en Literapluvia (2018), Letras en el Puerto (2021), FENALEM (2021).

Entrevista a Ingrid Solana

Por Perla Santos

En EscritorasMx tuvimos la oportunidad de entrevistar a la escritora Ingrid Solana. Ella es originaria de Oaxaca, México, escritora y doctora en Letras por la UNAM. Publicó el libro de ensayos Notas inauditas por Difusión Cultural UNAM en 2019. Actualmente, es profesora de literatura española en la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del FONCA.

Ingrid Solana nos presenta su libro Memorias tullidas del paraíso y sus generosas respuestas nos ofrecen un interesante panorama de lo que esta lectura nos ofrece. Insertando algunas de las frases que encontramos dentro del libro, como un primer acercamiento a esta obra, les compartimos nuestra conversación. 

Deseo escribir un documento destartalado con piezas de archivo muerto (el archivo es muerte), es decir, un Libro de los pasajes: miles de voces reunidas en un mismo espacio: mi cabeza. Deseo convertirme en una pepenadora de voces para recobrar mi tiempo perdido que es también el tiempo de la colectividad.

¿Qué es lo que los lectores encontrarán en Memorias tullidas del paraíso? (¿Cómo defines este libro?)

I.S. Memorias tullidas del paraíso es un texto fragmentario —como lo es la memoria misma— que relata la vida de Artemisa, la protagonista y narradora, en el flujo de la discontinuidad de la escritura. Se trata de un texto que explora las distintas voces que coexisten en el personaje: una voz infantil, una adolescente y una madura. Las voces se entrelazan para mostrar el tejido íntimo de una existencia que se liga a lo colectivo y que se descubre en el exterior profundizando en sí misma. Artemisa nace en los años ochenta, así que su adolescencia transcurre en los años noventa, precisamente cuando, en México, ocurre el levantamiento zapatista, de ahí que el personaje decida elaborar su tesis de doctorado sobre el archivo fotográfico del movimiento zapatista, ello la incita a preguntarse cómo se vincula la verdad con la representación fotográfica, cuáles son los límites entre las orientaciones estéticas y las vertientes morales de la fotografía y cómo el arte constantemente juega con su propia potencia desmitificadora.

El lector encontrará múltiples voces en este libro, se enfrentará a lo discontinuo de su propia historia y a las paradojas que suscita cuestionarnos por la memoria. La historia no sólo la realizan los personajes heroicos o significativos en un ámbito socio-político, la historia de los pueblos es, en realidad, la de las personas comunes, ya que, aunque no aparezcan en los archivos oficiales o en la documentación autorizada, son quienes conforman el verdadero sentido de un tiempo determinado: dice más lo que permanece silencioso pero latente, una suerte de hendidura presentida en los hechos que conocemos todos. La historia de los pueblos es silenciosa, discontinua, se evade como un momento feliz o amargo al escribir. Al expresarse en el arte es posible la proximidad casi verdadera con lo otro.

Violar las reglas de un juego, del engranaje de la escritura y no consentir, no animar progresiones ni linealidades, sino sembrar desorden. Hacer caos en el lenguaje y suscitar interrupciones.

  • ¿Para qué público va dirigido este texto?

I.S. Me gustaría que cualquier lector que se acercara a este texto se quedara con alguna pregunta o inquietud sobre él o sobre alguno de los temas que aparecen, tal como me ha sucedido con los textos que me han marcado desde joven. He leído muchos textos que se han tardado en abrir, que he releído muchas veces y cuyo sentido ha tardado en aparecer, pero éstos me han transformado por completo, me han trastornado el pensamiento, me han permitido cuestionarme lo que soy. Ha sucedido con Kafka, con Camus. Ojalá alguien, aunque sea una sola lectora, vea cimbrado su mundo con algún pequeño detalle de este libro.

…Las palabras como a pasión de la verdad.

  • Este material literario está cargado de elementos diversos que, en conjunto, van hilando la historia de Artemisa. ¿Es una novela lo que se lee?

I.S. Para que exista una novela es necesario que exista tiempo y espacio en el texto, si no existen esas dos condiciones textuales, la narración no está presente. Memorias tullidas del paraíso, efectivamente, nos sitúa frente al tiempo y al espacio, pero se trata de tiempos y espacios convergentes en la vida de su personaje. Cuando Artemisa regresa a su infancia, por ejemplo, se sitúa en algún pueblo oaxaqueño; de igual forma durante su adolescencia se va a estudiar a Ciudad de México; el tiempo y es espacio varían dependiendo de la circunstancia narrada. En muchas novelas de formación, conocidas como bildungsroman, las vidas de los personajes pueden relatarse de muchas maneras; puede tratarse del relato de una vida casi completa y de forma cronológica como sucede en la prodigiosa novela de Pío Baroja, El árbol de la ciencia, o puede tratarse del relato de un periodo concreto en la vida de un joven como sucede en Bajo la rueda de Hermann Hesse o en el maravilloso Retrato de un artista adolescente de Joyce. En Memorias tullidas…, Artemisa viaja entre tiempos, no escribe secuencialmente, escribe su pedacería de recuerdos y reflexiones, mezclando partes más ensayísticas con lo narrativo. 

…estos retazos de texto están tejidos con intuiciones,

lecturas sesgadas, interpretaciones.

  • En el texto convergen preguntas y respuestas que confrontan a las y los lectores con la posición desde donde miran la vida (entre otras cosas), ¿esperabas ese alcance?

I.S. Sí, pero considero que eso sucede con la lectura en general, de ahí la maravilla de leer. “Confrontar” es una palabra genial, porque describe muy bien lo que sucede cuando leemos ‘de verdad’, volcándonos en el texto, abismándonos en su ser. La lectura nos coloca en jaque, nos incita a dudar e, incluso, nos despoja de nuestros valores. Leer es peligroso porque puede orillarnos a romper con nuestra moral, partir en pedazos nuestras convicciones; nos permite amar distinto, mirar diferente, soñar con otras posibilidades. Nos transforma por completo y nos permite ser otros: el arte otorga sentido a lo que no lo tiene, por eso es afirmación pura, incluso, aunque nos duela: “un libro es un hacha que rompe el mar helado que llevamos dentro.”

  • Temas como el arte, la fotografía, la escritura y la literatura, la maternidad y la sexualidad, por mencionar algunos, se ponen de manifiesto desde la conciencia de Artemisa. ¿Cómo fuiste dando forma a un personaje tan complejo?

I.S. Supongo que Artemisa me habitó desde hace mucho tiempo y de numerosas formas; pienso que los personajes son moscas infernales que traemos pegadas cual maldiciones quienes caímos en la desventura de escribir… (guiño). Lo que puedo expresar al respecto es que este texto tuvo muchas formas y versiones que desembocaron aquí. Puedo también enfatizar que particularmente me interesaron ciertos aspectos psicoanalíticos que cristalizaron en la vida de Artemisa, nacida en los años ochenta con su contexto personal y social a cuestas. Algunos de estos aspectos son la particular y compleja relación que tienen las mujeres en una familia, la brutal y casi incomprensible resistencia de ciertos seres humanos ante el abuso y el abandono y, particularmente, la compleja reacción tanto individual como colectiva ante el trauma, ¿cómo nos relacionamos con eso?, ¿cómo lo descubrimos y nombramos?, ¿cómo lidiamos con su latencia? Artemisa encarna estas preguntas, fue fundamental que esas reflexiones cristalizaran en una historia de vida.

El paraíso es un espacio en el que la verdad nos confronta.

  • La temporalidad que se juega a lo largo del libro remite a pensar en una especie de álbum fotográfico desde donde se evoca la memoria. ¿Esa es la memoria tullida?

I.S. Así es. Marcel Proust le llamó “tiempo perdido o recobrado”, yo le llamo “tullido” por la discontinuidad, sobre todo, porque Artemisa no ha llegado a la vejez y escribe unas memorias. Además de aludir a lo cojo, lo tullido tiene ciertas resonancias de lo “fallido”, en el sentido de que son una suerte de cuaderno lanzado al vacío. Artemisa percibe lo inútil de su intento, desea atrapar acontecimientos, pero apenas puede hacer coincidir lo que considera “trozos” de su vida. Tal vez los albumes de fotografías también estén tullidos; nunca relatan del todo la continuidad…

La vida es un tejido: correlaciones, pactos, saltos de tiempo. Es una

yuxtaposición de surcos de lenguaje. La vida no es cronológica: no es sucesiva; es una travesía de eternidades ​juntas, es decir, memoria. La memoria

no es progresiva ni retentiva, es un cuerpo tullido.

  • El libro responde poéticamente al título que lo nombra, pero ¿cómo fue que lo construiste/pensaste?

I.S. Pienso que el título encontró al texto de forma prácticamente natural. Yo, como “escritora”, debo confesar que siempre dudé de él, pero me parece que él buscó al texto y se le colocó —como una mosca necia—. En primer lugar, porque era muy evidente que Artemisa estaba tratando de recordar a través de la escritura, en segundo, porque hay algo de paraíso en el recuerdo, pues, aunque duelan, tanto la infancia como la juventud tienen resquicios que no son infierno. Y, finalmente, debo decir que aquello de “tullido” es una palabra que adereza al resto, pues ¿no tiene algo raro e incómodo, casi barroco, como esas palabras que nos dan risa?

Escribo, en este cuaderno, las memorias tullidas de paraísos pasados. En el paraíso también habitan los infiernos; son las equivocaciones,

los errores, las sombras.

  • ¿Encontramos aquí tu poética personal? (La de la autora, la de la escritora Ingrid Solana).

I.S. Así es. Hay partes en las que me regodeo en las palabras, actividad que me causa placer y que he repetido en otros textos que he escrito.

Agradecidas con la honestidad del texto, con el encuentro con la autora y con el gozo de una lectura introspectiva, les dejamos también una filosa pregunta insertada también en esta novela:

¿Escribir ordena el caos del delirio?

El libro ya se encuentra en librerías y puede solicitarse directamente en Dharma Books.

Convocatoria para participar en la II FENALEM

EscritorasMx y la Feria Nacional del Libro de Escritoras Mexicanas convocan a todas las autoras mexicanas a participar en la segunda edición VIRTUAL de la FENALEM que se llevará a cabo del 8 al 11 de septiembre del 2021, cuyo anfitrión será el Estado de México.

CONVOCATORIA 

Bases:

Podrán participar escritoras mexicanas con un libro inédito (NO PUBLICADO) o publicado.

Los trabajos deberán estar escritos en español o en alguna lengua originaria (en ese caso deberá incluir la respectiva traducción al español de la obra).

Las escritoras podrán participar en las siguientes categorías: cuento, novela, poesía, minificción y ensayo.  También pueden ser trabajos de corte infantil.

El periodo de recepción de las obras queda abierto a partir de la publicación de la presente convocatoria y cierra el 31 de mayo del 2021 a las 23:59 horas. 

La selección estará a cargo del comité organizador.  

Requisitos: 

  1. Ficha curricular (una cuartilla)
  2. Muestra de la obra que desea presentar (5 a 10  cuartillas). EL tamaño final de la obra NO importa.
  3. Reseña de la obra a presentar (media cuartilla) 
  4. Identificación comprobatoria de nacionalidad (INE, pasaporte o carta de naturalización)

Deberán enviar al correo fenalem.2021@gmail.com los documentos en PDF con letra Times New Roman de 12 puntos, márgenes 2.5 y espaciado 1.5. 

Estos documentos deberán nombrarse de acuerdo a la siguiente lista: 

  1. Ficha Curricular_Nombre de la autora
  2. Muestra_Nombre de la autora
  3. Reseña_Nombre de la autora
  4. Documento de identidad_Nombre de la autora.

Las seleccionadas serán notificadas por correo electrónico a partir del 15 de julio.

El evento se transmitirá a través de las plataformas de EscritorasMx. 

Las mesas estarán conformadas por varias autoras y organizadas de acuerdo a los diferentes géneros literarios. 

No se podrán presentar obras que ya hayan sido difundidas en la primera edición de la feria. 

Si deseas que la plataforma de EscritorasMx facilite el espacio para la venta de libros; el porcentaje de ésta será 30% para la FENALEM.

La FENALEM está abierta para todas las participantes; una vez seleccionadas, aquellas interesadas en una mayor difusión de su obra, podrán solicitar una propuesta con planes de comercialización.

Los fondos que se recauden se destinarán al seguimiento de las actividades que realiza la FENALEM.

Cualquier situación no prevista en la presente convocatoria será resuelta por el comité organizador. 

La participación en esta convocatoria implica la plena y total aceptación de las bases.