Marcela Fonseca nos lee un fragmento de «Los lazos que nos unen». Este libro nos demuestra que la vida, por sí misma, es una narradora experta que se encarga de unir a sus personajes favoritos, a pesar de que, en este relato, ellos en principio intentaron quedarse fuera de la narrativa de una historia inicial. A la venta en nuestra tienda y en Amazon.
Teresa Muñoz es actriz y escritora mexicana. Licenciada en Idiomas, con especialidad como intérprete traductor. Autora del libro de cuentos El fin de la inocencia (Quintanilla Ediciones, 2020). Fue directora de la Escuela de Escritores de la Laguna durante doce años. Ha sido columnista dentro de nuestro sitio web, Escritoras mexicanas, y actualmente es autora de la columna “Las actrices también leen”, que se publica en la revista electrónica Bitácora de vuelos y de la columna “Los riesgos del ocio” publicada en la revista electrónica La Vereda. Ha publicado cuentos en revistas literarias como Anónimos Suburbios, Pasto Verde y Blanco Móvil.Fue columnista en Red es Poder. Su texto “Confesión”, que concursó en Premios Demac 2019-2020 para mujeres que se atreven a pensar y a proponer Mexicanas al grito de… ¡ya basta!, fue seleccionado para su publicación (https://demac.org.mx/). Coordina talleres literarios, presentaciones de libros, charlas literarias y diplomados en diversos espacios en la Laguna y virtuales. Conduce y dirige el programa de radio Lecturas prestadas, de difusión y promoción de la lectura.
1.- ¿Qué significa para ti escribir?
Escribir es ser yo. Es tener y estar en el lugar en donde nada más importa excepto lo que soy, lo que quiero y lo vital. Cuando escribo me hago dueña de ese mundo que voy creando, de esos personajes que cuentan la historia que en algún momento fue o quiso ser mía; la escritura es mi lugar seguro, mi espacio verdadero y mi escudo contra lo mezquino del mundo.
2.- ¿Cuáles son los temas y géneros que abordas en tus textos?
Escribo narrativa, principalmente cuento y novela. He intentado la dramaturgia, pero me siento más cómoda en la narrativa. Mis temas son la sexualidad alegre e inmensa, la que no maneja culpas; los temas de las infancias que ven el mundo con ojos adultos porque no tuvieron más remedio que crecer ante la realidad; los sueños; el mar; las calles nocturnas con su tentación de locura; la crueldad; los monstruos cotidianos; y el fin de la perfección femenina, es decir la que deja de ser buena, generosa, sacrificada y puede dar a luz a la muerte.
3.- ¿Por qué leer a escritoras mexicanas?
Porque nos identifican siempre. Vivimos lo mismo, en el mismo país cuya realidad social, política, cultural, artística, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo la misma. Siempre estamos luchando contra el silencio, todas, simplemente por ser mexicanas y mujeres. Así que no es difícil encontrar en alguna de ellas las mismas necesidades de expresión, los mismos temas o el lenguaje que nos hermane. En mi caso son Elena Garro y su dramaturgia onírica, la sensualidad de Inés Arredondo, el feminismo y la ironía de Rosario Castellanos y el horror cotidiano de Amparo Dávila.
Escritoras Mexicanas fue creado como un espacio de difusión cultural en 2017, en un intento de visibilizar a todas las Escritoras Mexicanas, tanto aquellas que empiezan como las que tienen un camino recorrido, como aquellas que ya fallecieron y las que se encuentran vivas e intentan posicionar sus letras en el mundo de la literatura.
La Feria Nacional del Libro de Escritoras Mexicanas (FENALEM) nació en el 2020, con la única intención de que la pluma de las Escritoras Mexicanas sea la protagonista y pueda ser conocida y difundida la obra de mujeres de manera territorial, nacional ¿y por qué no? También internacionalmente.
La transmisión de la FENALEM iniciará siempre los días 8 de septiembre, Día internacional del Alfabetismo. Una fecha simbólica para nosotras, que sugiere reivindicar a todas las Escritoras Mexicanas para que podamos conocer su obra de una manera directa y sin tantas complicaciones. El talento narrativo encontrado en México de Escritoras Mexicanas lo merece.
La FENALEM seguirá presentando obra en todos los géneros literarios posibles. Este año presentamos 120 obras de autoras que fueron integradas en el programa gracias a una convocatoria lanzada el pasado 16 de abril, en la página de Escritoras Mexicanas. Esperen la convocatoria para FENALEM 2022 y sean parte de este movimiento.
El formato de transmisión de este año fue por línea y únicamente de manera hibrida en la apertura. El Estado anfitrión de este año fue el Estado de México, donde fue representado orgullosamente por cuatro escritoras mexiquenses: Evelyn Venegas Agustín, Blanca Álvarez Caballero, Ameyalli Yañez M y Jazmín García Vázquez. Dicha transmisión se llevó a cabo en la sede del Palacio Municipal de Naucalpan, a quien agradecemos todas las facilidades otorgadas. Fue un evento hermoso y emotivo. De nuevo ¡Gracias!
Y seguimos de presumidas, tuvimos dos Máster Class con Laura Athié y con la grandiosa Ethel Krauze de quien siempre hemos recibido apoyo. Les agradecemos a ambas su ayuda invaluable para lograr que esta feria siga creciendo y pueda ser un medio de impulso de todas las escritoras contemporáneas mexicanas.
Agradecemos infinitamente la participación de Adriana Ventura Pérez, Karla Pulido, Tania Tagle y Karla Espinoza Motte quienes enmarcaron bellamente el corte del listón de apertura de FENALEM 2021. Gracias por ayudar a sensibilizar la importancia de la escritura de mujeres. Gracias también a Voces Estelares, por acompañarnos con su talento y maravillosas voces.
En esta feria contamos con 4 mesas especiales de debate:
Mujeres en colectiva digital con la participación de Liliana Pedroza, Irene Ruvalcaba y Ana Laura Corga Hombres que leen mujeres con la participación de Ulises Velázquez Gil, Mario Sepúlveda, Eduardo Cerdán y Ulises Hernández; Mujeres en el periodismo cultural con la participación de Irma Gallo, Adriana Malvido, Veka Duncan y Sarai Campech; y la mesa de Literatura en la era digital con la participación de Alejandra Arévalo, Diana Ramírez, Zel Cabrera y Mónica Soto Icaza. Gracias a todos ustedes por su invaluable participación.
Felizmente les informamos que se estará trabajando en un catálogo de libros virtual donde podremos ayudar a las escritoras mexicanas a difundir y vender su obra para que puedan obtener ganancias de manera directa, también estaremos recibiendo sus obras de manera física, ya que organizaremos ventas en diversas sucursales de librerías de Escritoras Mexicanas, y en algunas ferias. Claro, cuando la pandemia lo permita.
Tuvimos Círculos de lectura que ayudaron a estrechar lazos directos con los lectores. Gracias queridas autoras por ayudar a fomentar la lectura y engrandecer el mundo de las letras. Los círculos de lectura que tuvimos este año fueron: “Mawyen” de Magdalena Pérez Selvas, “Los secretos de las Brujas de Salem” de Guadalupe Vera, Sara Jiménez, Gaby Trejo Rodea y Maru Diéguez; “Nubecita” de Nora Coss, “Seda Araña” de Antolina Ortiz y “Pereginos” de Sofía Segovia. Para ustedes nuestro agradecimiento total.
Les informamos que pueden escribirnos un correo electrónico a escritorasmx@gmail.com o fenalem.2021@gmail.com para tener información de cualquier curso, taller o actividad que imparta FENALEM, o bien, si se encuentran interesados en la venta de libros en las sucursales de librerías, que su obra pertenezca al catálogo de venta, o por cualquier duda que podamos ayudarles a resolver. Recuerden que cualquier contratación que celebren con nosotros nos ayuda para seguir solventando los gastos y que FENALEM sea una realidad ¡Gracias por ser parte fundamental de su existencia!
El Estado de México como anfitrión nos enseñó que debemos recuperar los espacios violentos a través de la cultura, que las mujeres estamos expresando el miedo que sentimos en todas las artes y que al hablar de cultura todos cabemos. Por cierto, en la clausura nos acompañó Jezzy P, quien compartió parte de su obra. Ella pertenece al colectivo de Mujeres trabajando de Ecatepec, Estado de México y su palabra con música convertida en rap es digna de conocerse y difundirse ¡Gracias por ayudarnos a clausurar este evento!
La Feria Nacional del libro de Escritoras Mexicanas ha terminado. ¡Muchas gracias por estar aquí! ¡Gracias por acompañarnos! ¡Gracias por ser testigo del talento de tantas Escritoras Mexicanas! ¡Gracias a los medios de comunicación y prensa que nos ayudaron con la difusión! ¡Gracias a todas las moderadoras que hicieron de este evento algo más grande! ¡Gracias Nay Marrufo por ayudarnos con la transmisión! Nuestro próximo estado anfitrión será Guanajuato, y estamos muy emocionadas por ello. Fenalem 2022-Guanajuato.
Hay cierta resistencia para comenzar a narrar un final. Es, creo, el deseo de continuar a pesar del cansancio extremo. Iniciamos esta aventura casi inmediatamente después de cerrar la primera FENALEM. Nueve meses más tarde, estamos de nuevo frente a la cámara de la computadora con una copa en la mano y con la sonrisa plena brotando desde el interior.
Que me perdonen las autoras que dieron vida al cuarto día y que no voy a nombrar hoy. Sus nombres, claro, están ya en los registros de esta historia que todas construimos. Sus rostros quedan, igual que sus voces, en el tejido de versos y narraciones que dieron forma al cuarto y último día de la feria. Lo que quiero es, en realidad, reconocer los frutos del encuentro, nombrar lo que en colectivo, aún sin perseguirlo del todo, se construyó en el día del cierre.
La poesía nos envolvió desde el primer momento. El cuerpo y sus deseos, el cuerpo y sus carencias, el cuerpo y su historia, el cuerpo… ¿Cómo está tu cuerpo en el instante mismo que lees esto? ¿Qué dice tu cuerpo después de escuchar las voces de otras que pusieron en letras eso que una no había podido decir? ¿Estás sonriendo? ¿Se escapó un suspiro? Para eso es la palabra escrita, para eso estos encuentros, para eso la FENALEM.
¿Qué hay de lo que no se ve a través de las cámaras? Pues las pasiones que se mueven detrás de la pantalla no son tan distintas. “Siempre se siente el nervio”, afirman las más experimentadas; “no me lo creo”, dicen algunas otras, pero ahí están, libro y corazón en mano, con sonrisa y humor, con disposición y alegría. Las lecturas fluyen y una mesa le sigue a la otra, y una tiembla cuando alguna participante tarda en conectarse o cuando revisa los chats que se llenaron a una velocidad más alta que la capacidad de ponerse al corriente. Y, sin embargo, la magia ocurre porque ahí está Nay, siempre enlazando las transmisiones y atendiendo a trece mujeres que la saturan de indicaciones y cambios de último momento. Y está Diana moviendo el Instagram y la magia ocurre entonces porque ahí estamos también las trece, aunque a veces son doce o cinco, pero estamos, siempre estamos.
Lo que pasa es que lo que sale a la luz es la existencia clara, firme, sólida de una comunidad de escritoras que ya no va a quedarse callada. El “aquí estoy” se exhibe en las palabras de cada autora que recibe con gratitud este encuentro. Porque sí, lo primero que pasa es que nosotras nos encontramos, nos volteamos a ver, nos reconocemos, nos leemos. Es por eso que las ferias son fiestas, se llena una de sorpresas gratas. Particularmente, esta feria, que mucho ha hablado de horizontalidad, se regocija de los descubrimientos que entre pares nos hacemos. Más allá de los nombres, y por nombres quiero decir trayectorias y reconocimientos, más allá de todo eso, estamos las que queremos compartir un espacio con otras que también tienen algo qué decir. Esto, aparentemente simple, es en realidad el acto revolucionario. Lo es porque pone de manifiesto el reclamo de tener una voz propia tan valiosa una como la otra, porque implica soltar el terrible camino de la adulación y trato especial que espera “el artista” por su genialidad. La confrontación con los egos es un camino muy espinoso (“Aquél que esté libre de pecado…”).
Así que, cómo no celebrar que están aquí las que han querido estar. No estamos todas las que somos, pero seguimos trabajando porque sí, esta bola de nieve ya no se detiene. Nos espera un trabajo todavía mayor porque aspiramos a un próximo evento híbrido. El estado de Guanajuato será sede presencial de la siguiente FENALEM, y para llegar allá, el trabajo comienza desde ya.
Cerramos esta Segunda Feria Nacional del Libro de Escritoras Mexicanas con el cuerpo exhausto, pero con el corazón hinchado de alegría. Los grandes hallazgos no sólo son los libros sino las mujeres detrás de las plumas. Encontramos aliadas, amigas y cómplices, encontramos muchas manos que se suman a las nuestras, encontramos historias, encontramos memorias, encontramos vidas.
Nos vemos el siguiente año en la próxima feria, pero nos veremos permanentemente porque estaremos aquí, con las voces constantes y sonantes haciendo ruido. Es lo que pasa cuando una reconoce el sonido de su voz, cuando reconoce las otras voces y se arma un mosaico de tonalidades perfectamente armónicas en la variación. Aquí estamos. Cerramos esta feria, pero ya no nos vamos. La FENALEM llegó para quedarse.
Empezamos el tercer día con la voz de Angélica Mancilla recordándonos que leer mujeres es un acto político y de justicia. No pudimos tener un mejor inicio, en efecto, muchas veces los prejuicios limitan y atrevernos a romperlos es expandir el panorama y restituirles un lugar a quienes se les ha negado. Introducirnos a la literatura escrita por mujeres es enfrentarnos a un crisol de infinitas posibilidades y nuestro tercer día de la FENALEM lo demostró.
A lo largo del día tuvimos autoras de todas las edades y regiones, con trayectorias consolidadas o con su primer manuscrito bajo el brazo; escritoras con estudios en creación literaria, amas de casa, profesionistas, estudiantes de bachillerato. En resumen, un caleidoscopio de experiencias.
Las tres mesas de novela nos sorprendieron, algunas historias eran de corte fantástico como la de Verónica Guzmán, otras más abordaban el amor desde diversos enfoques, ejemplo de ello son la novela de Rosa del Alba, la cual abordaba el desamor a través de cartas, mientras Mar Gómez lo hace desde las relaciones virtuales, las aplicaciones y lo digital. Unida a esta temática del amor, encontramos también la última novela de Mónica Castellanos, “El aroma de los anhelos”, que sitúa a sus personajes en medio de la Revolución mexicana para plasmar la calidez e integridad humana. Otras historias volvían al silencio su protagonista como “Destierros” o se adentraban al mundo de las enfermedades físicas, geriátricas o mentales como “Debajo de mi piel”, “Infestados” y “En otro mundo”. El maltrato en la infancia también se pronuncia en las páginas de “Mariposas en la tormenta”. En todos los casos la prosa de las escritoras que nos acompañaron se adentra con sensibilidad a las diversas problemáticas del ser humano, jugando a veces con los límites del género y atreviéndose a apostar por la hibridez y la fragmentariedad como “Tras bambalinas” o “Flor de un árbol raro” uniendo notas periodísticas, cuentos y obras teatrales, o creando lazos de intertextualidad con la música contemporánea como “Mal tercio”.
La hibridez sin duda traspasó los géneros anidando también en la narrativa, ahí la minificción, el periodismo y los temas de corporalidad, abundaron desde diversos registros y voces, ya desde el dolor, ya desde la ironía. “Redención de la gula”, “Mujerario”, “Galáctica, los testimonios del barrio rojo”, “Mujeres de luz”, “Escúchalos amar”, “En la orilla de la palabra”, “Después del Exilio” y “Canto de enredaderas” fueron algunas de las antologías donde la brevedad y las emociones rebosaron.
Por otro lado, en las dos mesas de poesía, los versos nos hablaron de esa raíz que subyace a todos y que a través de los siglos se ha intentado cercenar. Versos que nos remitieron a lo corpóreo, pero también a lo infinito, cosmovisiones unificadas.
“Palabras para mi útero”, “Kintankgachaxa’”, “De tanta sombra”, “Ofelia”, “Déjame contarte lo que dice el corazón”, “Mujeres que me habitan”: son los poemarios que nos arroparon y, como en una especie de aquelarre, cantaron una misma melodía en diversas voces y lenguas. Canto de hogar y raíces, de cuevas, úteros y tierra, de vida. “Somos uno con el mundo y lo olvidamos”, a veces necesitamos de estos conjuros versificados para recordarlo.
Para cerrar Irma Gallo, Adriana Malvido, Veka Duncan y Saraí Campech nos platicaron sobre sus experiencias en el periodismo cultural y bajo la moderación de Maru San Martín reflexionamos sobre el quehacer de la cultura, el arte y su difusión.
Al final del día, tras el largo recorrido de experiencias, versos e historias, tras la tesitura de cada voz y la diversidad de los rostros de mujeres que nos acompañaron, algo cálido permanece en cada una, un anhelo de ser semilla para no temer “alzar la justicia de los justos en una hoguera de platanares, ni cantar los cantares antiguos, ni defender la maternidad tropical de la tierra” como dijeran los versos de una de nuestras poetas de este día.